Para gustos los colores, y para las galletas… pues hay mil
formas, sabores y texturas. Hay quién le gusta crujientes, otros
blanditas, de chocolate, de limón… en fin, no terminaría el post si las
describiera todas.
Pero lo que si tengo claro, que las galletas que os traigo
hoy gustan a todos, si si, a todos.
Esta receta es ideal para fiestas de cumpleaños, meriendas
de los niños, para acompañar el café…, y lo mejor es que las puedes hacer del
sabor que quieras.
La galletas que voy hacer hoy son de vainilla, pero
podríamos poner esencia de limón, canela,chocolate, café o cualquier esencia que os guste más.
Solo tenéis que cambiar uno por otro.
Las mías van a ser de vainilla, porque me encantan como
quedan, pero eso ya es mi gusto.
Y el tamaño… pues para cambiar un poco, y que no sean
siempre galletas grandes, pues las he hecho minis, pero podéis hacer tamaño
normal sin ningún problema, lo único que cambiará es el tiempo de horneado, que
puede llegar a 12 – 15 minutos. El truco del horneado es que las saquéis cuando
empiezan a dorarse un poco, para que quede esa textura crujiente por fuera pero
blanda por dentro.
Dicho esto vamos a empezar.
Lo ingredientes que vamos a necesitar, son los siguientes:
113 g de mantequilla a temperatura ambiente
½ taza de azúcar moreno
½ taza de azúcar blanco (normal)
1 huevo a temperatura ambiente
1 cucharadita de esencia de vainilla
1 taza y ¼ de harina
1 cucharada de maicena
½ cucharadita de bicarbonato de sodio
½ cucharadita de sal (opcional, para potenciar el sabor)
Lo primero que vamos hacer, es poner en un bol el azúcar
moreno y el blanco.
Añadirle la mantequilla y empezamos a cremificar, que es
simplemente, aplastar la mantequilla con el azúcar hasta conseguir una mezcla
cremosa.
Añadir el huevo y mezclamos bien, a continuación le
agregamos la esencia de vainilla (o la que vosotros elijáis) y volvemos a
mezclar.
Reservamos el bol y cogeremos otro para poder tamizar los
ingredientes secos.
Tamizamos con un tamiz o colador, la harina y la maicena.
Una vez lo tengamos tamizado, lo pasaremos al bol que
teníamos reservado y le añadimos, el bicarbonato y la sal.
Mezclamos bien hasta que estén todos los ingredientes bien
integrados.
Con la ayuda de una cuchara pequeña (tipo café), iremos
haciendo bolitas y las pondremos en una bandeja con papel de hornear.
Una vez tengamos todas bolitas realizadas, las dejaremos
endurecer en la nevera durante 1 hora.
Pasado este tiempo, las horneamos a 170º C durante 8 minutos
(dependiendo si las queréis más blanquitas o doraditas.
No os preocupéis por la forma, porque mientras se hornean,
ellas mismas se van aplanando, lo que si tenéis que tener en cuenta es dejar un
poco de espacio entre ellas para que no se pequen.
Cuando salgan del horno, dejar que enfríen, porque si las movéis
al momento se romperán.
Y aquí tenemos unas estupendas galletitas, que nos
acompañaran en muchas ocasiones.
Con esta receta salen muchísimas galletas de este tamaño,
pero para conservarlas, podemos guardarlas en un bote de lata o congelarlas e
ir sacándolas a medida que nos apetezcan.
Espero que os gusten y podáis disfrutar de unas deliciosas
galletitas.
Que tengáis un feliz día 😃
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